El rostro de Miguel Ángel estaba escondido en la capilla Paulina. Un nuevo autorretrato del genio del Renacimiento, Miguel Ángel Buonarotti, acaba de ser descubierto durante la restauración de la capilla Paulina en el Vaticano. El jefe de los restauradores de los Museos Vaticanos, Maurizio De Luca, descubrió que en uno de los dos frescos de la capilla, el de la «Crucifixión de San Pedro», aparece un «autoritario» Miguel Ángel con turbante azul como uno de los tres caballeros romanos que acompañan la crucifixión, a la izquierda de la escena. En el autorretrato Miguel Ángel se quitó unos años: por aquel entonces tenía 70 y en la imagen parece más joven, apuntaron otros expertos.
Durante los cinco años de trabajo, el director de la restauración se preguntó varias veces si era o no era Miguel Ángel. Junto a sus colaboradores llegaron a la conclusión de que uno de los caballeros que contempla la crucifixión de San Pedro es el propio maestro con rasgos envejecidos. El hallazgo ha despertado el interés de críticos y estudiosos del maestro renacentista. Después de siete años de trabajos, la monumental capilla Paulina ha recuperado su esplendor, tras concluir la restauración de la decoración pictórica y plástica del recinto que custodia los últimos frescos de Miguel Ángel: la «Conversión de Saulo» y la «Crucifixión de San Pedro». La restauración fue presentada el pasado día 30 en el Vaticano y el Papa Benedicto XVI la inaugurará mañana con la celebración de las Vísperas. La capilla Paulina, lugar de culto y reservada al Papa y a la familia pontificia, fue encargada por el Papa Pablo III Farnese (1534-1549) a Antonio de Sangallo.
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